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El sonido tradicional del Friuli
Di Admin (del 18/02/2009 @ 22:43:52, in yo toco italiano, linkato 8453 volte)

"Al que no le guste la música y las mujeres, hay que quemarle la casa"

Hace tiempo me habían hablado de él; cuando decía su nombre a cualquier músico friulano, todos movían la cabeza hacia arriba, exclamando “ahhhhh!! Lisooo!”, como si de él supieran todo y lo conocieran desde toda la vida. De hecho, es un poco así, Andrea del Favero (ver post Musica friulana), me dijo muchas veces “es el maestro de todos nosotros”. Liso Lussa, 85 años, con una vitalidad de un joven de 20, es uno de los puntos de referencia de la música tradicional friulana actual. Toca el organito, que aquí llaman harmónica diatónica (ver foto), uno de los instrumentos típicos de la zona, junto con el lirón y la guitarra. Para llegar hasta su casa, Andrea, Dario Marusic (violinista de la Istria), Angelica Piva (ver abajo) y yo, cruzamos el rio Tagliamento, yendo hacia las tierras situadas a la izquierda de este rio; pasamos Cividale del Friuli y, entrando en aquella parte de tierra denominada Slavia, lugar de episodios histórico-políticos que, con el pasar de los siglos, construyeron fuertes sincretismos culturales y musicales. En este lugar además del friulano se habla un dialecto esloveno.

Llegamos a su casa donde nos acoge su mujer; se puede oler ese típico olor de viejas casas de montaña. En la cocina, al calor de la chimenea, nos espera Liso. Sabe que hay un chico véneto que viene para grabar y entonces se esfuerza para hablar italiano. Hubiera preferido que no lo hiciera. Su organito está justo al lado de él, esperando para ser utilizado. Se llama con su mismo nombre. Al poco tiempo Liso ya está tocando y entre una canción y la otra cuenta chistes, mitad en italiano y friulano, o anécdotas sobre su juventud. Su frase más famosa la conocen todos: “Al que no le guste la música y las mujeres, hay que quemarle la casa”.

Cuando Liso toca, todos escuchan con devoción y respeto; Andrea, mientras lo escucha asume la misma expresión que cuando toca, me dice “más que tocar, Liso hace swing”…todos ellos apuestan que “podríamos reconocer el modo de tocar de Liso entre decenas de organistas”. Angelico empieza a cantar arriba de sus notas y cada tanto también Liso canta con él. En el pasado tocaron por mucho tiempo juntos: “un día por casualidad lo escuché tocar, le pregunté si quería formar un grupo, él aceptó enseguida, diciendo que conocía también un amigo que tocaba el bajo (Roberto Tonutti)”. Al rato hicieron una grabación en una hostería al lado de su casa, donde servían solo pastas: de ahí empezó la actividad musical de los "Bintars” (ver post "Musica Friulana"). Liso es considerado por todos como el anillo de unión entre Eslovenia e Italia: junto con Angelico iba a Eslovenia a llevar las piezas a los fabricantes para que construyeran sus propios organitos y los de los eslovenos, para acelerar los trabajos de entrega, con posibles riesgos y problemas en aduana. Uno de sus meritos es haber pintado el fuelle de su organito: “Antes era solamente gris, a mi no me gustaba, entonces lo pinté con los colores de la bandera italiana y a partir de ahí surgió una moda”. Cuando nos estamos yendo, me confiesa que le gustaría tocar todos los días, pero las manos ya no son las de antes.

Ha sido una oportunidad muy linda e importante: creo que personas como Liso son raras cajas fuertes de la música tradicional y del saber popolar, desde la cual sacar valiosas informaciones y antiguas emociones.

Agradezco: Andrea del Favero, Angelico Piva y su mujer, Dario Marusic, Liso Iussa y su mujer, todos los músicos presentes en el bar “La torre antica” de Spilimbergo.


El tema que adjunto aquí abajo es uno de los preferidos de Liso Lussa. Se llama “Valzer di Napoleon”, canto y baile tradicional resiano. Cuentan que lo cantaban las tropas de Napoleón Bonaparte.