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La Tammurriata
Di Admin (del 08/08/2009 @ 16:26:43, in yo toco italiano, linkato 4948 volte)
Nápoles, Gragnano: la vista desde aquí arriba me recuerda Rio de Janeiro: mar, ciudad, montaña, ¡en secuencia rápida y espectacular! En vez se trata del Golfo de Nápoles y desde aquí se puede ver Ischia, Procida, Sorrento y el Vesuvio. Estoy en el taller de dos tamorrari (músicos de Tammorra), entre los más conocidos y temidos de los montes Lattari y de la región Campania en general: Raffaele Inserra y Catello Gargiuolo. La atmósfera es la de una pelicula del lejano oeste, con cactus, calaveras de vaca, palafitos en madera; en realidad este espacio tan sugestivo es un centro recreativo para jóvenes en situación de exclusión social que aquí pueden ser educados a través de la cultura de esta zona: la tierra, sus productos y la tammurriata. Los chicos aquí aprenden a construir y tocar la tammorra (un tambór parecido a la pandereta N.d.T), cultivar la tierra con productos típicos y criar animales de diferentes tipos. Este es el proyecto social de los músicos napolitanos reunidos en la asociación cultural “Incanti”. ENGLISH VERSION - VERSIONE ITALIANA
 
El impacto sonoro que sigue el canto a 'Fronna' o más exactamente la 'fronn' 'e limone' (fronda de limón), alimentado por la visión sugestiva que se presentaba frente a mis ojos fue devastador. La vibración reiterada del tambór rinde sorprendente esta forma de canto acompañado: hipnótico y arrastrador.
No se percibe la necesidad de otros soportes sonoros, aunque muchas veces organitos, putipúi, trompetas de gitanos (marranzano) y triccheballacche enriquecesn la canción, pero son el canto y el tambór los dos elementos más importantes, independientes del resto y inevitablemente dependientes el uno del otro. No todos son capaces de estos prodigios, aunque según Raffaele y Catello ultimamente hay músicos de tammorra por todas partes y aunque parezca que tocar un tambór cantando algo podría parecer fácil, ciertos impactos se consiguen solo con muchos años de experiencia, sobretodo de conocimiento de la tradición a través de la observación de las generaciones precedentes y la participación en ellas. Sin estos elementos, no se puede hacer Tammurriata, sino una cosa nueva, sin un significado preciso, sin una identidad y muy dañina para la tradición. “Esta es una tradición milenaria pero su origen es siempre muy clara”, dice Catello “y cuando escuchás cantar a un anciano, no es solamente él que canta, sino canta con toda la experiencia de aquellos que lo precedieron y esto se reconoce en la riqueza del sonido en la interpretación...cuando se crea algo nuevo sin respetar el pasado, todo esto se pierde”.

Vivir una tradición significa saber interpretar los sonidos del pasado y darles un significado coherente en el presente: para esto la burguesía, nacida bajo otros canones con respecto a la sociedad campesina, no podrá nunca más tocar la tradición si no se tomará el tiempo de conocer los códigos que la crearon. Todo esto vale también para el baile de la Tammurriata que hoy asume formas y códigos seguramente muy diferentes con respecto a los de un pasado en que no era socialmente aceptado un contacto físico “provocador” entre los bailarines. Hoy que estos tabúes obviamente desaparecieron, el riesgo es una vez más que se cree una forma de danza nueva, estéril y vaciada de la “pureza” del pasado. Solo con sabiduría y respeto se podrá adaptar un movimiento - principalmente vinculado a tradicionales códigos rurales - a una moderna dimensión social que admite nuevos comportamientos, sin vulgarizar su valor.
Lo saben muy bien los bailarines que encontré los días pasados en Campania (ver fotos). Raffaella me cuenta que una vieja bailarina del pueblo durante una fiesta la nombró su digna heredera.
Por ello, si les ocurre pasar por estas zonas y tendrán la oportunidad de asisitir a una fiesta de pueblo en la que se baila y se toca hasta tarde, disfruten de la fiesta y háganse llevar por la energía de la tamurriata y de la hospitalidad de músicos, bailarines y cantantes, pero intenten también de discernir entre quiénes entre ellos están valorizando una tradición, de los que simplemente se desahogan a través de algo que no les pertenece. No es necessario ser expertos de etnomusicología o napolitanos…esta sensación se percibe muy claramente y llega derecha al corazón, no se puede explicar con las palabras, se entiende simplemente en la vibración del tambór que se coordina con la voz y se traduce en movimiento.
Texto: Andrea Zuin - Traduccion: Sabrina Espeleta - Subtitulos: Anna Finotti

Agradecimientos: Raffaele Inserra, Catello Gargiuolo, Raffaella Coppola, Maurizio Graziani Pollicino, Pietro Pisano, Marco Limato, Zi’ Giannino, Zi’ Rocco, Peppino di Febbraio, la mujer de Raffaele, Iram, Fabrizio, Zeus, Dario Mogavero, Marilù Poledro, Alessandra Dell’aglio, Enzo, Domenico, Carmine Carbone y su familia.