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Di seguito tutti gli interventi pubblicati sul sito, in ordine cronologico.
 
 

Son las diez de la mañana cuando la Valfloriana se despierta con las campanas. No es una señal religiosa, ningún cura se está preparando para la ceremonia; es el matòcio, que, desde el alto del cerro, agita su campana apoyada en la zona pélvica, y avisa a los países en el valle de su llegada inminente y se prepara para su misión. El carnaval de la Valfloriana de esta forma puede empezar.

El camino para llegar hasta aquí ha sido largo y pesado, pero el paisaje que se presentaba desde las ventanillas de mi casa rodante alejaba todas mis preocupaciones y me daba fuertes emociones. En este momento estoy en Sicina, el pueblo más alto de la Valfloriana, donde debería encontrarme en el “Agritur Flor del Bosque” con Graziano Lozzer, el intendente del valle. A mi llegada el ruido del motor llama la atención de Vasile, un rumano que trabaja en la quesería del agroturismo. “Está Graziano?”, “no, vuelve esta noche”. Me voy a pasear, casi cae la noche, el aire es muy frío y sus alrededores son desiertos blancos; hay una paz irreal. Vasile me llama y me dice de entrar, me pregunta si me gusta la ricota y me regala una recién hecha por él.

Graziano Lozzer es uno de los principales protagonistas de este carnaval. Sus abuelos lo presentaban, luego el fenómeno empezó a decaer y casi desaparece en la década de los ’80. Solo ahora, gracias al trabajo de toda la comunidad de Valfloriana, se convirtió en uno de los carnavales tradicionales más famosos de Italia.

El carnaval se desarrolla alrededor de la historia de un desfile nupcial, en el cual el ritual se repite en casi todos los pueblos de la municipalidad; desde el más alto, Sicina, hasta Casatta del Valle y se interpreta a través de cinco personajes clave: en primer lugar los matòci o barbi, caracterizados por típicas máscaras de madera, voz en falso y actitud irreverente. Tienen la tarea de conseguir el pase de los habitantes de la comunidad, que los paran a las puertas de cada pueblo y los desafían con unos duelos verbales. Luego es el turno de los arlequines, elegantes, silenciosos, que bailan acompañados por los sonadori (músicos) que tocan el acordeón, que acompañan con la típica marcha de carnaval (marceta del carnevale) a la pareja de novios (él vestido de novia, ella, la bela – la bella – de novio); al final llegan los paiaci, los payasos, burlones y maleducados, que interpretan pantomimas sarcásticas inspiradas a los acontecimientos más importantes del pueblo de todo el año precedente. Cada etapa se cierra con la oferta de un banquete exquisito a las máscaras y al público. Considerando que las etapas son 10 o más en un camino de seis kilómetros, se llega al atardecer con el estómago lleno…pero con pocos sentidos de culpa.

Parece que la abundante nieve de la última temporada causó varios problemas de gestión a la administración pública, sobre la cual los payasos tienen mucho que decir. Entre ellos, hay un payaso con una damajuana y gran cartel atado a sus espaldas que anuncia el cierre por quiebra de la empresa vinícola: en realidad se trata de un auto ironía del hombre escondido detrás de la máscara, que prometió dejar de tomar.

Graziano interpreta con habilidad uno de los principales matòci del carnaval de Valfloriana. Agitando su campana (bronzin), corre - acompañado por su hijo Emil, pequeño futuro matòcio – hacia el siguiente pueblo y enfrenta, con el dialecto de la zona, el desafío verbal con los habitantes del siguiente pueblo, que lo esperan y le piden los documentos para pasar.

Me cuenta que en origen el matòcio no tenía que ser reconocido, por esta razón lleva una mascara y nunca se la saca, hablando todo el tiempo con la voz en falsete. En el pasado, los pueblos de la Valfloriana durante todo el periodo del carnaval organizaban cortejos “en contra” de sus vecinos y los matòci provocaban a los habitantes con los contrest (los duelos verbales), tratando de esconder su propia identidad. El día siguiente el pueblo, victima de las burlas del matòcio podía “vengarse” organizando el mismo ritual. Estos desafíos se pagaban con dinero y las mujeres no podían participar.

Hoy en día los matòci siguen utilizando la tradición de la mascara y la voz, pero todos los habitantes del lugar los reconocen. Prueben a imaginar las pantomimas que se crean cuando todos saben que detrás de aquella máscara se esconde la cara del intendente… afortunadamente Graziano en Valfloriana es muy apreciado por sus ciudadanos, por su trabajo y su entusiasmo. Su sarcasmo se acepta entonces con ironía y espontaneidad.

Son muchos los matòci y cada uno sabe que a cada etapa tendrá que enfrentar un desafío preparado con mucho cuidado. En Montalbiano por ejemplo se arreglaron dos troncos de árbol apoyados en el camino; se pedirá a un matòcio ex leñador de demostrar si todavía es capaz de ejercer este trabajo.

Cuando las pruebas se superan y los matòci lograron demostrar su habilidad, las rejas se pueden abrir y acoger el cortejo nupcial que llega bailando del pueblo anterior.

Es posible entender el sentido de este ritual solo gracias a las explicaciones de los habitantes del pueblo. Ivano por ejemplo, un veterano del carnaval, me acompaña en alguna etapa antes de que el matòcio llegue y, entre los habitantes del pueblo que preparan los banquetes y los obstáculos, descubro anécdotas curiosas sobre la vida cotidiana de la Valfloriana y sobre la interpretación de los contrest.

Llegamos alrededor de las 19hs a Casatta, la última etapa de este día tan particular. Yo estoy muy cansado y trato de imaginar las condiciones de los matòci, arlechini, paiaci, sposi e sonadori que todo el día alimentaron el significado de este carnaval tan característico. Los payasos vestidos de obreros públicos acompañan al matòcio Graziano en su difícil recorrido en una zona llena de nieve preparada y los arlequines hacen su último baile con el abrazo final de los novios. Todos están muy cansados, Graziano además debe haber dejado la voz adentro de la mascara; pero todos parecen estar muy satisfechos de cómo lograron mantener de la mejor manera esta tradición que une a toda la Valfloriana y a sus habitantes con su gran corazón.

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Agradecimientos: el intendente Graziano Lozzer y su mujer Isa, Vasilio, Emil (el pequeño futuro matòcio), Agnese y el equipo del Agritur Fior di Bosco, todos los habitantes de Valfloriana que me recibieron, me ayudaron y me contaron sus historias.

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Matòci, Arlecchini  e sonadori

Sono le dieci del mattino quando la Valfloriana viene risvegliata da stridenti suoni di campane. Non si tratta di un segnale liturgico, nessun prete si sta preparando per la cerimonia; è il matòcio, che dall’alto della montagna, agitando il suo campanaccio posto in zona pelvica, avvisa i paesi più a valle del suo imminente e prorompente arrivo e si prepara per la sua missione. Il carnevale della Valfloriana ha così inizio.

La strada per arrivare fin qui è stata lunga e faticosa, ma il paesaggio che mi si proponeva dai finestrini del camper spazzava via le preoccupazioni e mi dava forti emozioni. Mi trovo a Sicina, il paese più alto della Valfloriana, dove dovrei incontrare nel suo “Agritur Fior di Bosco” Graziano Lozzer, sindaco della valle. Al mio arrivo il rumore del motore attira Vasile, un rumeno che lavora nel caseificio dell’agriturismo. "C’è graziano?" "No, torna questa notte". Faccio due passi, sta per fare buio, l’aria è gelata e i dintorni sono deserti bianchi; c’è una pace irreale. Vasile mi chiama facendomi cenno di entrare, mi chiede se mi piace la ricotta e me ne regala una appena fatta da lui.

Graziano Lozzer è uno dei principali protagonisti di questo carnevale. Lo vedeva presentare dai nonni, poi però il fenomeno si è via via indebolito fino a quasi scomparire del tutto intorno agli anni ’80; solo ora grazie al lavoro dell’intera comunità di Valfloriana è diventato uno dei carnevali tradizionali più in vista tra quelli italiani.

Si gioca intorno alla storia di un corteo nuziale il cui rituale è ripetuto in tutti i paesi del comune, dal più alto, Sicina, fino a Casatta a valle e viene interpretato da cinque figure cardine: in primis i matòci o barbi, caratterizzati da tipiche maschere di legno, voce falsata e atteggiamento irriverente, hanno il compito di ottenere il lasciapassare dagli abitanti della comunità che li bloccano alle porte d’ogni paese e li stuzzicano con dei contrest verbali. Seguono poi gli arlecchini, eleganti, silenziosi e danzanti al suono dei sonadori muniti di fisarmonica che accompagnano con la tipica marceta del carnevale la coppia di spòsi (lui vestito da sposa, lei, la bela, da sposo); infine i paiaci, scostumati scanzonati, burleschi, che interpretano sarcastiche pantomime mute ispirate alle vicissitudini più chiacchierate avvenute nel paese durante l’anno. Ogni tappa è chiusa con l’offerta di un prelibato banchetto a maschere e pubblico. Considerando che le tappe sono 10 o più in un cammino di sei kilometri, si arriva all’imbrunire con la pancia ben colma… ma con pochi sensi di colpa.

L’abbondante caduta di neve nell’ultima stagione pare abbia causato piccoli grattacapi di gestione all’amministrazione pubblica, sui quali i paiaci si sbizzarriscono. C’è poi un paiacio con una damigiana e un grosso cartello legati sulle spalle che annuncia la chiusura per fallimento dell’azienda vinicola: in realtà si tratta dell’autoironia dell’uomo nascosto dietro alla maschera che ha promesso di smettere di bere.

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Graziano interpreta con dimestichezza uno dei principali matòci del carnevale di Valfloriana. Agitando il suo campanaccio (bronzin) corre affiancato dal figlio Emil, piccolo promettente matòcio, verso il prossimo paese e affronta, con la stretta parlata della zona, il duello verbale creatosi con gli abitanti che lo aspettano e gli chiedono i documenti per passare.

Mi racconta che in origine il matòcio doveva risultare irriconoscibile, per questo motivo indossa la maschera senza mai togliersela e si esprime con la caratteristica voce in falsetto. Un tempo, i paesi della Valfloriana durante il tutto periodo del carnevale organizzavano dei cortei “contro” i vicini e i matòci provocavano gli abitanti con i contrest, cercando di celare la propria identità. Il giorno dopo il paese vittima delle derisioni del matòcio poteva “vendicarsi” organizzando lo stesso rituale. Queste sfide erano pagate con denaro e le donne non potevano parteciparvi.

Oggi i matòci continuano a adottare maschera e voce, ma sono sicuramente riconoscibili da tutti gli abitanti del posto. Provate ad immaginare le pantomime che si possono creare quando tutti sanno che dietro quella maschera si nasconde la faccia del sindaco. Fortunatamente, Graziano in Valfloriana è molto stimato dai suoi concittadini per il suo lavoro e il suo entusiasmo, il suo sarcasmo è quindi accettato in modo ironico e spontaneo.

I matòci sono molti e ognuno sa che ad ogni tappa dovrà affrontare una sfida che gli è stata preparata con cura. A Montalbiano ad esempio hanno sistemato due tronchi d’albero appoggiati sulla strada; si chiederà ad un matòcio ex boscaiolo di dimostrare se sia ancora in grado di esercitare questo mestiere come si vanta.

Quando le prove sono superate e i matòci sono riusciti a dimostrare la loro abilità, le sbarre si possono aprire e accogliere il corteo nuziale che sopraggiunge danzante dal paese precedente.

Mi è possibile capire il senso di questo rituale solo grazie alle spiegazioni degli abitanti del posto. Ivano ad esempio, un veterano del carnevale, mi accompagna per qualche tappa prima che il matòcio arrivi e, tra gli abitanti del paese che si accingono a preparare sbarramenti e banchetti, vengo a conoscere curiosi aneddoti della vita quotidiana della Valfloriana e ad interpretare i contrest.

Arriviamo intorno alle 19 a Casatta, l’ultima tappa di questa particolarissima giornata. Io sono stanco e provo ad immaginare le condizioni di matòci, arlechini, paiaci, sposi e sonadori che per tutto il giorno hanno alimentato il significato di questo carnevale così caratteristico. I paiaci vestiti da operaio pubblico accompagnano il matòcio Graziano a superare un difficile percorso in una zona nevosa appositamente preparata e gli arlechini eseguono il loro ultimo giro di danza con l’abbraccio finale degli sposi. Sono sicuramente tutti stanchi, Graziano poi ha lasciato la voce dentro la maschera, ma sembrano soddisfatti di aver ancora una volta mantenuto la promessa di conservare al meglio questa tradizione che unisce la fredda Valfloriana ai suoi abitanti dal cuore caldo.

PIU' FOTO

Ringraziamenti: il sindaco della Valfloriana Graziano Lozzer e la moglie Isabella, Vasilio,  Agnese e lo staff dell’Agritur Fior di Bosco, Emil (il piccolo promettente matòcio), tutti gli abitanti di Valfloriana che mi hanno accolto, raccontato storie e aiutato.

 
 
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"Those who do not like music and women, they need to have their house burned down!!"

I’ve heard about him since long time, and when I mentioned his name to some friulian musician their reaction was moving the head up criyng “ahhhh! Lisooo, "as if they knew him since long time”. In fact Andrea del Favero (see post "Music of Friuli") repeatedly told me "he is the master of all of us." Liso Lussa is 85 years old but he has the verve of a twenty years old guy. He is one of the major representative of today’s traditional Friulian music. He plays the organetto, here they call it "diatonic harmonic" (see picture) one of the most typical instruments of the area along with Liron and guitar. Together with Andrea, Dario Marušiæ,an Istrian violinist and Angelico Piva (see "Music of Friuli") I go to visit him. We cross the Tagliamento river and reach the left side leaving behind Cividale del Friuli and entering the land strip known as Slavia. This is a place of historical and political episodes that, over the time, have built interesting cultural and musical syncretisms. In this area they speak Friulian language as well as a Slovenian dialect.

We arrive at his house and his wife welcomes us. I can perceive the typical smell of mountain old houses. Liso is waiting for us near the warm kitchen fireplace. He knows that there is a person from Veneto region who wants to record him and then he tries to speak Italian. I would have preferred that he did not. His piano organ is next to him out of its custody waiting to be "worn". It is personalized with his name. After a few moments Liso is already playing and between a song and another he tells some jokes or anecdotes of his youth speaking half Italian and half Friulian. Everybody knows his main saying: “Those who do not like music and women, they need to have their house burned down”.

When Liso plays, everibody demonstrate devotion and respect. While Andrea is listening he assumes the same expression as when he is playing. He tells me that "rather than playing Liso makes a Swing." All of them are betting that “they would be able to recognize Liso’s way to play among dozens of piano organs." Angelico hums a song over his notes and occasionally even Liso sings with him. They have played together for a long time "One day by chance I heard him to play and I proposed him to form a group, he agreed immediately saying he knew a friend who was playing bass (Roberto Tonutti)” Straight after they made a recording in a restaurant near his house, where they served only pasta. This is how the musical work of the "Bintars" started. Liso is considered the link between Slovenia and Italy. Together with Angelico went to Slovenia to bring spare parts to harmonics manufacturers in order to accelerate the delivery times with the risk of having many problems with customs. He was the first to colour the bellows of the harmonic. "Before it was just gray, I did not like, so I painted it with the colours of the Italian flag and I created a fashion." When we were about to leave he confessed me that he would like to play every day, but his hands are not the ones they used to be.

It was beautiful and important to have this opportunity, I think people like Liso are rare “safes” of traditional music from which to draw valuable information and old emotions.

Thanks to: Andrea del Favero, Angelico Piva and his wife, Dario Marusic, Liso Lussa and his wife, all the musicians present at the tavern “La torre antica” of Spilimbergo.


Here after one of Liso Lussa’s favorite piece. The title is "Valzer di Napoleon", “Resiano” traditional song and dancing. They say this song was sung by Napoleon Bonaparte troops.

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Colourful tradition

The first step of the journey is Spilimbergo (Friuli) with the Friulian music. (Spilimberc in Friulian, has 12.000 inhabitants and it is located on the right side of the Tagliamento river). Andrea Del Favero was waiting for me, he is a great instrumentalist of the group "La sedon Salvadie" pioneers of the regional folk revival and director of Folkest, one of the most famous international festival of folk music. Besides having these artistic skills,   Andrea has one characteristics that is really useful for me at the moment: he is a camper driver! This detail gives me a lot of comfort and security considering the fact that I put for the first time my inexperienced hands on the wheel of a camper only one day before the departure. Another great coincidence: at the very centre of Spilimbergo there is an equipped parking area that supplies to me the power to write this article.

I arrive in Spilimbergo when it is getting dark. I park the camper in the main square against any rule and in a short time I reach Andrea. From time to time he has the nice habit of gathering talented musicians and friends at the tavern “La Torre Orientale" in the center of Spilimbergo, to spend all night long playing together. This time "The Way of Music" will also be present.

The location is still empty and we take the opportunity to enjoy the culinary delights of the place. In the meantime musicians of all ages and from different parts of Friuli and Istria arrive and join our table. They start telling a series of jokes in friulian dialect that I don’t understand. I have driven for only 120 km and I don’t understand the language of the place I reached, It's fantastic, I fell far from home, already underway.

When the “dose” of musicians reaches the appropriate level, we move into the tavern and the music begins with an incredible immediacy.

They will play until late in the night in this atmosphere of old days and different musical worlds like Pizziche Salentine,song writer's songs or music  with  Irish influences.There are also some "infiltrated" instruments that don’t belong to the musical tradition of Friuli. Among all these colours, the Friulian tradition is present in the texts of the songs and the melodies, then what this musicians create and play is the result of personal interpretations, shared, accepted and re-interpreted. Tonight no one performs, there is not an audience, there are no musicians but people feeling and living the music, there are no genres nor categories. In the tavern everybody is playing for everybody, including themselves. The instruments are handled as exchange objects and passed from hand to hand.  Tired to shoot I also start playing the guitar and then change to a darbuka (Egyptian percussion).

At a certain moment of the evening a white-haired gentleman grabs me. His name is Angelico Piva, leader of the "Bintars," a dance group like oberkrainer the first in Friuli. He invites  other two musicians playing accordion and guitar to reach him in another room and tells me to follow them. They want me to listen the real music of Friuli. Unfortunately the sounds clash because the two rooms are too close but,  in the next days, they will give me the opportunity to enjoy the oldschool of Friuli musical tradition.

Notes: the term "Oberkrainer" literally means "Above Kranj" which is a city in the ex Yugoslavia. At the beginning this musicl genre used to be plaid in the area of this city and in the north. Then after the war, especially thanks to the musician Slavko Avsenik, it has been spreaded into other areas including the north of Italy. This music became a “market” phenomenon by consolidating the formation of accordion, guitar, trumpet, clarinet and small trombone. This repertoire, reach in traditional melodies, cannot be considered an authentic tradition repertoire of Friuli.

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"Al que no le guste la música y las mujeres, hay que quemarle la casa"

Hace tiempo me habían hablado de él; cuando decía su nombre a cualquier músico friulano, todos movían la cabeza hacia arriba, exclamando “ahhhhh!! Lisooo!”, como si de él supieran todo y lo conocieran desde toda la vida. De hecho, es un poco así, Andrea del Favero (ver post Musica friulana), me dijo muchas veces “es el maestro de todos nosotros”. Liso Lussa, 85 años, con una vitalidad de un joven de 20, es uno de los puntos de referencia de la música tradicional friulana actual. Toca el organito, que aquí llaman harmónica diatónica (ver foto), uno de los instrumentos típicos de la zona, junto con el lirón y la guitarra. Para llegar hasta su casa, Andrea, Dario Marusic (violinista de la Istria), Angelica Piva (ver abajo) y yo, cruzamos el rio Tagliamento, yendo hacia las tierras situadas a la izquierda de este rio; pasamos Cividale del Friuli y, entrando en aquella parte de tierra denominada Slavia, lugar de episodios histórico-políticos que, con el pasar de los siglos, construyeron fuertes sincretismos culturales y musicales. En este lugar además del friulano se habla un dialecto esloveno.

Llegamos a su casa donde nos acoge su mujer; se puede oler ese típico olor de viejas casas de montaña. En la cocina, al calor de la chimenea, nos espera Liso. Sabe que hay un chico véneto que viene para grabar y entonces se esfuerza para hablar italiano. Hubiera preferido que no lo hiciera. Su organito está justo al lado de él, esperando para ser utilizado. Se llama con su mismo nombre. Al poco tiempo Liso ya está tocando y entre una canción y la otra cuenta chistes, mitad en italiano y friulano, o anécdotas sobre su juventud. Su frase más famosa la conocen todos: “Al que no le guste la música y las mujeres, hay que quemarle la casa”.

Cuando Liso toca, todos escuchan con devoción y respeto; Andrea, mientras lo escucha asume la misma expresión que cuando toca, me dice “más que tocar, Liso hace swing”…todos ellos apuestan que “podríamos reconocer el modo de tocar de Liso entre decenas de organistas”. Angelico empieza a cantar arriba de sus notas y cada tanto también Liso canta con él. En el pasado tocaron por mucho tiempo juntos: “un día por casualidad lo escuché tocar, le pregunté si quería formar un grupo, él aceptó enseguida, diciendo que conocía también un amigo que tocaba el bajo (Roberto Tonutti)”. Al rato hicieron una grabación en una hostería al lado de su casa, donde servían solo pastas: de ahí empezó la actividad musical de los "Bintars” (ver post "Musica Friulana"). Liso es considerado por todos como el anillo de unión entre Eslovenia e Italia: junto con Angelico iba a Eslovenia a llevar las piezas a los fabricantes para que construyeran sus propios organitos y los de los eslovenos, para acelerar los trabajos de entrega, con posibles riesgos y problemas en aduana. Uno de sus meritos es haber pintado el fuelle de su organito: “Antes era solamente gris, a mi no me gustaba, entonces lo pinté con los colores de la bandera italiana y a partir de ahí surgió una moda”. Cuando nos estamos yendo, me confiesa que le gustaría tocar todos los días, pero las manos ya no son las de antes.

Ha sido una oportunidad muy linda e importante: creo que personas como Liso son raras cajas fuertes de la música tradicional y del saber popolar, desde la cual sacar valiosas informaciones y antiguas emociones.

Agradezco: Andrea del Favero, Angelico Piva y su mujer, Dario Marusic, Liso Iussa y su mujer, todos los músicos presentes en el bar “La torre antica” de Spilimbergo.


El tema que adjunto aquí abajo es uno de los preferidos de Liso Lussa. Se llama “Valzer di Napoleon”, canto y baile tradicional resiano. Cuentan que lo cantaban las tropas de Napoleón Bonaparte.
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Tra Oberkrainer e organetto

La prima tappa del cammino è Spilimbergo (Friuli) con la musica friulana. (Spilimberc in friulano, conta 12.000 di abitanti ed è situata sulla sponda destra del Tagliamento). Ad attendermi c'è Andrea del Favero, grande polistrumentista integrante del gruppo "La Sedon Salvadie", pionieri del folk revival regionale e direttore artistico di Folkest, uno dei più rinomati festival internazionali di musica folk. Oltre a tutte queste doti culturali Andrea ne ha una che in questo momento mi fa molto comodo: è camperista! Questo dettaglio mi procura molta tranquillità e sicurezza, considerando il fatto che ho messo per la prima volta le mie mani inesperte sul volante di un camper solo il giorno prima della partenza... altra grande coincidenza, vicinissimo al centro di Spilimbergo c’è un’area di sosta attrezzata che mi fornisce corrente per scrivere questo articolo.

Arrivo a Spilimbergo che è da poco buio, parcheggio il camper in piazza contro ogni regola e in breve tempo Andrea mi raggiunge. Lui ha il bel vizio di radunare ogni tanto i suoi talentuosi amici musici all'enoteca "La Torre Orientale" in centro a Spilimbergo, per passare una nottata suonandosi addosso. E questa volta parteciperà anche “Il Cammino della Musica”.

Il locale è ancora vuoto, ne approfittiamo per assaporare le prelibatezze culinarie del posto. A tratti arrivano musicisti di ogni età e provenienti da differenti parti del Friuli e dell’Istria; si uniscono al nostro tavolo. Parte una serie di barzellette in friulano che capisco per metà o per niente. Ho fatto solo 120 Km e già non capisco nulla. È fantastico, mi sento già distante da casa, in viaggio.

Quando la dose di musicisti raggiunge il livello adeguato, ci spostiamo in taverna ed ha inizio con una immediatezza che ha dell’incredibile la musica.

Si andrà avanti fino a notte tarda, in questa atmosfera d’altri tempi e d’altri mondi musicali. Qualcuno potrebbe avvertire sentori di contaminazioni, o osservare strumenti “infiltrati” che poco c'entrano con la tradizione musicale friulana, ma questa notte se ne sono sentite di tutti i colori, anche pizziche salentine e canzoni d’autore. Tra tutti questi colori, c’è però molto di tradizione friulana, i testi delle canzoni e le melodie partono da qui, poi quello che viene fuori e che si crea è il frutto di interpretazioni personali condivise, accettate e a sua volta interpretate. Questa notte nessuno si esibisce, non c’è un pubblico, non ci sono musicisti, ma musicanti, non ci sono generi e categorie. In osteria tutti suonano per tutti, compresi se stessi. Gli strumenti vengono trattati come oggetti di scambio e passano di mano in mano. Anche io, stanco di riprendere, passo da una chitarra ad un darbuka (percussione egiziana).

Un signore dai capelli bianchi mi afferra per il braccio , si tratta di Angelico Piva, lider dei "Bintars", uno dei gruppi da ballo tipo oberkrainer primigeni in Friuli. Chiama altri due musicisti di fisarmonica e chitarra e mi fa cenno di seguirlo in un’altra stanza per farmi ascoltare quello che lui considera essere la vera musica tradizionale friulana. Purtroppo i suoni cozzano tra loro da una stanza all’altra, ma intanto lui mi mette una pulce nell’orecchio e nei giorni a seguire avrò modo di ascoltare anche la vecchia scuola.

CONTINUA...

Note: Il termine “Oberkrainer” letteralmente significa “Sopra Kranj” che è una città della ex Jugoslavia. Inizialmente era un genere musicale suonato da quella città in su. Poi nel secondo dopoguerra soprattutto il musicista Slavko Avsenik lo ha diffuso anche in altre zone tra le quali il nord Italia facendolo diventare un fenomeno “di mercato” consolidando la formazione di fisarmonica, chitarra, tromba, clarinetto e trombone basso. In Friuli, pur essendo farcito di melodie facenti parte del repertorio tradizionale, non può essere considerato del tutto un repertorio della tradizione autentica.

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La primera etapa del camino es en Spilimbergo (Friuli), con la música friulana (Spilimberc en dilecto friulano, hace 12.000 personas y està en la derecha del rio Tagliamento) Ahí me espera Andrea del Favero, gran poli-instrumentista, miembro del grupo musical "La Sedon Salvadie", pioneros del folk revival regional y director artístico del "Folkest", uno de los festivales internacionales más famosos de música folklórica. Además de todas estas dotes culturales Andrea tiene una que en este momento me resulta muy útil: es un aficionado de casas rodantes! Este pequeño detalle me da serenidad y seguridad, considerando el hecho que la primera vez en que pongo mis manos inexpertas sobre el volante de una casa rodante fue el día de la salida… La segunda gran coincidencia es que muy cerca del centro de Spilimbergo hay un área de estacionamiento equipada para casas rodantes, que me da la electricidad necesaria a escribir este artículo.

Llego a Spilimbergo cuando ya anocheció hace poco. Estaciono mi casa rodante en la plaza, contra todo reglamento y al poco tiempo llega Andrea. Tiene la linda costumbre de reunir de vez en cuando amigos músicos con talento en el bar de degustación de vinos “La Torre Oriental”, en pleno centro de Spilimbergo, para pasar una noche entera tocando. Esta vez participará también “El Camino de la Música”.

El local todavía está vacio y aprovechamos para saborear los platos típicos del lugar. Lentamente llegan los músicos de todas las edades y provenientes de diferentes partes del Friuli y de la Istria; se sientan en nuestra mesa. Empiezan a contar una serie de chistes en friulano que entiendo muy poco. Hice solamente 120 kilómetros y ya no entiendo nada. Es fantástico, ya me siento lejos de casa, ya me siento de viaje.

Cuando los músicos ya son los suficientes, nos vamos al subsuelo del local y la música empieza de una forma tan inmediata que parece increíble.

La música seguirá hasta la noche más profunda, en un ambiente de otros tiempos y otros mundos musicales. Alguien podría oír influencias musicales irlandesas, o encontrar instrumentos “infiltrados” que tienen poco que ver con la tradición musical friulana, pero aquella noche es para escuchar todo género, hasta la “pizzica” de la región del Salento o las canciones de autor. Entre esta mezcla de colores podemos de todas formas encontrar mucha tradición friulana: los textos de las canciones y las melodías parten de aquí. Luego todo lo que sale y lo que se crea es el fruto de interpretaciones personales compartidas, aceptadas y a su vez reinterpretadas. Esta noche nadie se exhibe, no hay público, no hay músicos, solo musicantes; no hay géneros y categorías. En la hostería todos suenan para todos, incluidos ellos mismos. Los instrumentos son utilizados como objetos de intercambio y pasan de mano en mano. Yo también, ya cansado de filmar, paso de una guitarra a un darbuka (percusión egipcia).

De repente me agarra del brazo un señor de pelo gris: se trata de Angelico Piva líder de los "Bintars", uno de los grupos de baile tipo Oberkrainer primigenios en Friuli. Llama otros dos músicos de acordeón y guitarra y me dice de seguirlo hacia otro cuarto, para hacerme escuchar la verdadera música tradicional friulana. Lamentablemente los sonidos se mezclan entre un cuarto y el otro, pero mientras tanto me da una pequeña sugerencia de algo que podré escuchar mejor en los días siguientes: conocer también la vieja escuela musical.

Notas: el término “Oberkrainer” significa literalmente “Arriba de Kranj”, que es una ciudad de la ex Yugoslavia. En su origen era un género musical que venia tocado desde esa ciudad hacia el norte. Luego, en el segundo posguerra, sobretodo el músico Slavko Avsenik lo difundió también entre otras zonas, entre las cuales el norte de Italia, convirtiéndolo en un fenómeno “de mercado”, consolidando la formación con el acordeón, la guitarra, la trompeta, el clarinete, el trombón y el bajo. En Friuli, a pesar de ser modificado con melodías del repertorio tradicional, no puede ser considerado plenamente un repertorio de la tradición “autentica”.

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04/01/2018 @ 18:49:31
Di Zu
Ciao Alyssa. Si, è m...
07/07/2016 @ 11:35:11
Di Andrea Gorgi ZU
Semplicemente avvolg...
08/05/2016 @ 22:36:32
Di Alyssa
Ciao Elena. Grazie p...
17/01/2016 @ 05:42:38
Di Andrea Gorgi ZU
Il veneto non è un d...
11/01/2016 @ 11:01:00
Di elena
hehe! ma quelle imma...
12/08/2015 @ 11:45:46
Di Zu
sicuramente un filma...
12/08/2015 @ 08:10:26
Di roby boscarin
Ciao Nicola, grazie ...
29/06/2015 @ 10:39:23
Di Zu
Conosco questa canzo...
28/06/2015 @ 23:51:31
Di Nicola Scarpel
DOCUMENTARIO BELLISS...
16/05/2015 @ 18:56:14
Di b
Caro Zu , anche con ...
18/03/2015 @ 19:35:58
Di Adelina, Gianni
bravi!che possiate c...
16/03/2015 @ 10:26:20
Di gianfranco micarelli -scultore-
Grande Andrea!Ho app...
03/03/2015 @ 19:15:11
Di Diego
C'è tanto dentro que...
26/02/2015 @ 17:24:41
Di Stefania D.
Emozione.....tanta ....
26/02/2015 @ 17:23:23
Di Alida
aggiungerei anche il...
26/02/2015 @ 17:20:54
Di Tatiana M.
anche Giuliano Prepa...
26/02/2015 @ 17:20:30
Di Otello S.
chissà cosa ne pense...
26/02/2015 @ 17:19:52
Di Paolo
Guardo le foto e leg...
07/02/2015 @ 06:50:44
Di Mrisa
grazie meraviglioso ...
01/02/2015 @ 10:42:12
Di Francesca G.
How wonderful that y...
31/01/2015 @ 19:35:57
Di Lorie H.
Il caos di Jaipur cr...
31/01/2015 @ 19:33:49
Di Lara F.
Bravi! fate sentire ...
29/01/2015 @ 19:30:15
Di Adelina, Gianni
Veramente bello!!! C...
29/01/2015 @ 17:28:07
Di Lara
Sempre con un po' di...
25/01/2015 @ 01:23:33
Di Valerio
CIAO SONO NICLA VIAR...
24/01/2015 @ 06:26:16
Di NICOLA
...GRANDE Federico.....
23/01/2015 @ 06:57:17
Di sandro brunello


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